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lunes, 15 de octubre de 2012

Relacionador Público

Cada profesional tiene la ineludible obligación de convertirse en medio ejecutor del imperativo categórico de su investidura. Para ello debe disciplinar sus actuaciones técnicas y científicas, perfeccionar su carácter y fortalecer su conducta dentro de las normas éticas. Este es el medio más apropiado para realizar una verdadera actuación.


La Ética Profesional no es más que una aplicación especial de la Ética General. Esta ayuda al profesional a obtener un alto grado de conducta ética, permitiendo que el profesional pueda conocer el resultado de sus acciones, tener conciencia de los requerimientos de la sociedad en que vive, a respetar la ley divina, la aceptación del deber, la obligación de actuar correctamente en todo tiempo y el reconocimiento de las normas de conducta ética de la sociedad en que se desenvuelve.

En este trabajo abarcaremos todo lo concerniente a la Ética en las Relaciones Públicas haciendo hincapié fundamentalmente en los deberes y responsabilidades del Relacionador Público.

El Relacionador Público lleva sobre sus hombros el precio de graves deberes y de hondas responsabilidades, pues de él depende la imagen que se formará la opinión pública de la empresa para la que trabaja.

El Relacionador Público debe ser un hombre de conciencia capaz de amar el cumplimiento del deber por encima de las ganancias materiales, ventajas o provechos personales.

Está en la obligación de hacerse con una buena conciencia, instruyéndola con esmerada escrupulosidad, formándola en los sanos principios de la moral, trabajando por conservar su rectitud nativa por el camino de una obediencia constante y fiel.

Finalmente el Relacionador Público está obligado a amar la verdad, a dedicarse plenamente a tratar de proyectar una imagen favorable que gane la aceptación del público y a practicar el bien en todas sus gradaciones.




Bibliografía: La dinámica de la    comunicación masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc Graw Hill, octava edición.

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