El cine es el arte que más rápido
ha evolucionado en su historia. Ninguna de las otras artes ha recorrido tanto
camino en sus primeros cien años de vida: desde unos rudimentarios comienzos
hasta fundirse con las tecnologías de última generación que, sin duda alguna,
auguran al Cine una continuación de su vertiginosa evolución.
Orígenes
El cine se desarrolló desde el punto de
vista científico antes de que sus posibilidades artísticas o comerciales fueran
conocidas y exploradas. Uno de los primeros avances científicos que llevó
directamente al desarrollo del cine fueron las observaciones de
Peter Mark Roget, secretario de la Real Sociedad de Londres, que en 1824 publicó un
importante trabajo científico con el título de Persistencia
de la visión en lo que afecta a los objetos en movimiento, en el que establecía que el ojo
humano retiene las imágenes durante una fracción de segundo después
de que el sujeto deja de tenerlas delante. Este descubrimiento estimuló a
varios científicos a investigar para demostrar el principio.
Los primeros
experimentos
Tanto en Estados Unidos
como en Europa, se animaban imágenes dibujadas a mano
como forma de diversión, empleando dispositivos que se hicieron populares en
los salones de la clase media. Concretamente, se descubrió que si
16 imágenes de un movimiento que transcurre en un segundo se hacen pasar
sucesivamente también en un segundo, la persistencia de la visión las une y
hace que se vean como una sola imagen en movimiento.
El zoótropo que ha llegado
hasta nuestros días consta de una serie de dibujos impresos en sentido horizontal en bandas
de papel colocadas en el interior de un tambor giratorio montado sobre un eje;
en la mitad del cilindro, una serie de ranuras verticales, por las cuales se
mira, permiten que, al girar el aparato, se perciban las imágenes en
movimiento. Un ingenio algo más elaborado era el praxinoscopio, del inventor
francés Charles Émile Reynaud, que consistía en un tambor giratorio con un
anillo de espejos colocado en el centro y los dibujos colocados en la pared
interior del tambor. Según giraba el tambor, los dibujos parecían cobrar vida.
En aquellos mismos años,
William Henry Fox Talbot en el Reino Unido y Louis Daguerre en Francia trabajaban en un nuevo descubrimiento que
posibilitaría el desarrollo del cinematógrafo: la fotografía, ya que sin este invento previo no
existiría el cine. Hacia 1852, las fotografías comenzaron a sustituir a los
dibujos en los artilugios para ver imágenes animadas. A medida que la velocidad de las emulsiones fotográficas aumentó,
fue posible fotografiar un movimiento real en vez de poses fijas de ese
movimiento. En 1877 el fotógrafo angloestadounidense Eadweard Muybridge empleó
una batería de 24 cámaras para grabar el ciclo de movimientos del galope de un
caballo.
Un paso relevante hacia
el desarrollo de la primera cámara de imágenes en movimiento fue el que dio el
fisiólogo francés Étienne Jules Marey, cuyo cronofotógrafo portátil (una
especie de fusil fotográfico) movía una única banda que permitía obtener doce
imágenes en una placa giratoria que completaba su revolución en un segundo. Sin embargo, su tira de
película consistía en un papel mojado en aceite que se doblaba y se desgarraba con
facilidad. Hacia 1889, los inventores estadounidenses Hannibal Goodwin y George
Eastman desarrollaron más tiras de emulsión fotográfica de alta velocidad (que
necesitaban poco tiempo para impresionarse) montadas en un
celuloide resistente: su innovación eliminó un obstáculo esencial en la
experimentación con las imágenes en movimiento.
Thomas
Alva Edison
Hasta 1890, los científicos
estaban interesados principalmente en el desarrollo de la fotografía más que en
el de la cinematografía. Esto cambió cuando el antiguo inventor, y entonces ya
industrial, Thomas Alva Edison construyó el Black Maria, un laboratorio cerca de West Orange (Nueva Jersey),
que se convirtió en el lugar donde realizaba sus experimentos sobre imágenes en movimiento y el
primer estudio de cine del mundo. Edison está considerado por algunos como el
diseñador de la primera máquina de cine, el kinetoscopio, pero en realidad ni
fue él el inventor ni el invento era propiamente una cámara de cine. Su
ayudante, William K. L. Dickson fue quien hizo en realidad casi todo el trabajo, diseñando el sistema de engranajes, todavía empleado en las
cámaras actuales, que permite que la película corra dentro de la cámara, e
incluso fue él quien por vez primera logró en 1889 una rudimentaria imagen con sonido. El kinetoscopio, patentado por Edison en
1891, tenía unos 15 metros de película en un bucle interminable que el
espectador —individual— tenía que ver a través de una pantalla de aumento. El
artefacto, que funcionaba depositando una moneda, no puede considerarse por
tanto un espectáculo público, y quedó como una curiosidad de salón que en 1894
se veía en Nueva York, y antes de finalizar ese año, en Londres, Berlín y
París.
Los inicios del cine (1895-1927)
La historia del cine se inicia el 28 de diciembre de
1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière realizaron la primera
proyección pública de imágenes en movimiento. Los Lumière habían inventado lo
que muchos han calificado como la fábrica de los sueños mientras que para
muchos otros es una fábrica, sí, pero de hacer dinero.
El cinematógrafo, el
invento de los Lumière, tenía como antecedente el kinetoscopio de Thomas
Edison. Ellos consiguieron fabricar una cámara más portátil y funcional a
partir de aquel artefacto, que registraba imágenes en movimiento, aunque no era
capaz de reproducirlas. Aunque los hermanos Lumière nunca tuvieron excesiva
confianza en las posibilidades técnicas y artísticas del nuevo invento, poco a
poco estas proyecciones van atrayendo a un número de espectadores cada vez
mayor. Las primeras películas combinaban indistintamente dos tendencias
cinematográficas que pronto se escindirían: el cine documental y el cine de
ficción. Por un lado exhibían escenas de la vida cotidiana, filmadas en
exteriores: trabajadores saliendo de las fábricas, trenes, transeúntes… y, por
otro, representaciones escenificadas grabadas en interiores. Algunas de estas
cintas a las que nos referimos son las famosas Salida de la fábrica
(1895) o La llegada del tren a la estación (1895)
Pronto, el particular invento fue
distribuido por todo el mundo, bien a través de la compra de la patente, o bien
mediante la copia del artilugio. Diferentes inventores alemanes,
norteamericanos e ingleses copiaron y mejoraron el cinematógrafo, y puede
decirse que a finales del siglo XIX un amplio número de personas en Europa y en
Estados Unidos habían visto algún tipo de imágenes en movimiento. Por ejemplo,
en el caso de la India, el cinematógrafo llegó solamente un año después de que
lo inventaran los hermanos franceses.
Una vez comprobado su potencial
económico, el cine se convirtió pronto en un espectáculo de feria, barato y
popular, despreciado por los intelectuales, muy alejado de la categoría de Arte
bajo la que hoy se le considera. Poco a poco el cine comenzó a dejarse de ver
como un espectáculo de feria y ciertos intelectuales ya lo empezaban a
reivindicar como un Arte. A partir de 1910 comienzan a producirse en Europa
películas de mayor duración y más calidad. En Francia se adaptaron obras de
Victor Hugo o Emile Zola, mientras que en Italia se consolidaba una forma de
hacer cine que influirá en todo el mundo. Mientras, en Estados Unidos empiezan
a fundarse los primeros estudios cinematográficos.
En la Exposición Universal de 1900 el
aparato causó una gran sensación, lo que supone el impulso definitivo para su
expansión. En Estados Unidos se eliminó la marca Lumière del cinematógrafo,
tras un forzado conflicto legal, lo que marcó la desligazón del cine europeo y
anglosajón. Por su parte, sería la firma de Charles Pathé la que extendería el
cinematógrafo a Berlín, Londres, Roma, Moscú… Antes de la Primera Guerra
Mundial, el cine francés se había adueñado del mundo. En 1913 la firma Pathé
equipaba el 95% de las salas de Bélgica, El 60% de Rusia y el 50% de Alemania.
Incluso durante esta época, el cine americano, pese a su producción autóctona
continuaba importando filmes franceses. A partir de la Primera Guerra Mundial,
el testigo del mayor productor de cine pasaría a manos anglosajonas.
Pronto se vio que la capacidad de conexión
con el público que poseía el cine implicaba excelentes expectativas económicas.
Aunque hoy hablemos del cine europeo como un cine de autor y de un cine
norteamericano centrado en los aspectos comerciales, lo cierto es que a ambos
lados del Atlántico pronto se enfocó el cine como un negocio. El cine nació con
una pronta vocación industrial, que se concretó rápidamente en la creación de
diferentes empresas con la intención de rentabilizarlo, es decir, las
productoras. Esta visión del cine como un producto rentable contribuyó a la
realización de cada vez mejores películas, haciendo avanzar el lenguaje
cinematográfico, ya que el público demandaba mejores historias. Todo ello
animaba a las empresas a invertir en esta industria.
Algunas de las películas rodadas durante
estas tres primeras décadas han pasado a la historia del cine, convirtiéndose
en clásicos y marcando inexorablemente la evolución posterior del lenguaje
cinematográfico. El nacimiento de una nación (1915) o Intolerancia
(1916), convierten a su autor, David W. Griffith (1915), en uno de los padres
del lenguaje cinematográfico, quién concreto en estas dos películas todas las
aportaciones hechas en el cine hasta entonces. De la misma manera pasarían a la
historia Frizt Lang, Sergei M. Eisenstein, Cecil B. DeMille, Charles Chaplin,
Friedrich W. Murnau, Vertov, Jean Epstein, etc
Paulatinamente el cine se iba
desarrollando a lo largo de todo el mundo pero no homogéneamente, de manera
universal, sino que el cine se impregnó de los valores culturales de cada país.
Desde un primer momento se detectaron aspectos y formas de lenguaje en cada
país que remitían a una manera de entender la producción distinta, que
constituyeron distintas identidades cinematográficas a lo largo del mundo.
A un lado del Atlántico se sitúa la
poderosa industria de Hollywood, que desde un principio se conforma entorno a
unas pocas sociedades que concentrarán la producción, distribución y exhibición
de las películas con el fin de conseguir rentabilizar. Por su parte, las
vanguardias europeas (francesa, alemana y soviética, principalmente) se
caracterizaron durante los años 20 por su experimentación formal con el
lenguaje cinematográfico y reivindicando para el cine el estatus de arte. A
pesar de que el cine caminaba con paso firme en todos los países, ya durante
los años 20 la producción de Estados unidos comienza a destacar sobre la del
resto de cinematografías mundiales, incluida la francesa. En 1920 Estados
Unidos produjo 796 largometrajes, frente a los 646 producidos por Alemania o a
los 65 en Francia. En este año cerca del 80% de las películas proyectadas en
Europa fueron estadounidenses. Hollywood arrancaba como sede mundial de la
industria cinematográfica.