La televisión es un
elemento de información, de compañía y es un gran medio de entretenimiento y
educación, pero también es el chupete electrónico favorito de generaciones
enteras. La importancia y la presencia de la TV en nuestras vidas puede estar
un tanto elevada, por eso es importante colocarla en su lugar adecuado: como un
aparato de uso, y no como un dominante cultural.
Hoy vivimos insertos en una
comunidad cuya actualidad pareciera reflejada a medias por la tele. Sentimos
que nos estamos perdiendo de vivir nuestra realidad si no estamos atentos a la
pantalla, conociendo cada chimento, pelea, unión y comentario emitido por
medios electrónicos. Y seguro que la TV es un medio de información y de
conocimiento de la realidad, pero es sólo eso: un medio, y no un impositor de
opiniones. Podemos vivir sin televisión, eso es algo que debemos recordar, para
apreciarla en los momentos en verdad de interés y no como una constante
presencia fantasmagórica en nuestras existencias. Pero también podemos elegir
qué ver y qué no ver, y no caer siempre en los programas que son mas consumidos
por la sociedad sólo por el hecho de que todo el mundo habla de ellos.
Lo importante de todo esto
es tomar conciencia que lo que se muestra en TV no siempre es la verdad
absoluta, porque como en la tele los tiempos corren, el periodista siempre debe
escoger difundir cierto tipo de información por sobre otra. ¿Qué pasa entonces
si los robos y asesinatos ocupan 25 minutos en un noticiero, y una obra de
beneficencia solo 2 minutos? ¿Eso quiere decir que hay mas asesinatos que obras
de beneficencia? Claro que no, lo importante es saber interpretarlo como una
realidad parcializada.
Podemos convivir con los
noticieros, si los tomamos como una herramienta: son programas que nos muestran
una realidad que pudiera estar más o menos cerca nuestro. Podemos ver un
noticiario y exclamar barbaridades, y terminar por cambiar el canal, aunque
mucho mejor sería prestar atención y razonar lo visto, aprender lo que es de
utilidad, y desechar el resto. Podemos incluso ver muchos noticieros, y
comparar las informaciones de cada uno de ellos, para poder hacer una
apreciación consciente de lo que ocurre a nuestro alrededor. Esta sería una
meta ideal: no absorber como esponjas, sino interpretar lo observado,
filtrarlo, y evaluar por nosotros mismos cómo afectará nuestra vida y qué
podamos hacer al respecto de lo que creamos inconveniente.
Pero más allá de la
interpretación que hagamos, debemos restarle importancia a la TV en nuestra
vida, y para ello podemos reemplazarla por otros entretenimientos. Compartir
personalmente tiempo con amigos, practicar deportes, incluso escuchar música
pueden restar relevancia a los culebrones y chimenteros programas vespertinos,
por ejemplo. Los noticieros son interesantes, pero también lo son los diarios
y, fundamentalmente, el salir a la calle y aprender la realidad por nosotros
mismos.
Si posees sistema de
televisión por cable y televisión satelital, tendrás acceso a una grandísima
variedad de señales. Tanta oferta puede terminar por confundir, pero a veces no
se escogen otras opciones porque no se conocen. Entonces, dedica una porción de
las horas a buscar programas de un género en particular. Por ejemplo, un dia las
señales de música, otro día las de cocina, y otro los documentales. Seguramente
encontrarás una temática que te interese o una serie que puedas ver
semanalmente, en lugar de estar pendiente de las ultimas y sangrientas
noticias.
De ninguna manera decimos
que la TV es nociva, sino que debemos recordar que se trata de un aparato
electrónico más de los que tenemos en el hogar. Así como no permitimos que la
licuadora frene nuestras charlas de sobremesa, de igual modo debemos aprovechar
la televisión para informarnos, para aprender y educarnos, y también para
entretenernos… siempre sabiéndole dar un lugar no protagónico en nuestra
dinámica familiar.
Recuerda, el control remoto
esta en tus manos, no en el rating ni en el tema recurrente de tus compañeros
de trabajo o amistades. Busca otras opciones, y seguramente tu experiencia con
la Televisión será mucho mas satisfactoria.
Bibliografía: La dinámica de la
comunicación masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc Graw Hill, octava
edición.
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