Hay
publicidad buena y hay publicidad mala.
La
publicidad buena:
- Aquella cuyo objetivo principal no es económico, sino formativo.
- La que va dirigida al público general y no a segmentos de mercado concretos (como niños, ancianos, personas con determinado status económico, etc.) de forma que cualquier destinatario de la publicidad pueda identificarse con el mensaje y no sentirse discriminado por no pertenecer a ese determinado segmento de la población o categoría social.
- La de productos que son buenos y además, logra que recuerdes su nombre.
- La que se dirige a ti con respeto y te considera un ser con cierto nivel de inteligencia.
- La atrevida. Ejemplos: la que se aleja de los estereotipos e intenta innovar, poniendo por ejemplo mujeres al volante de coches, hombres lavando la ropa…
- Aquella cuyo objetivo sincero y real es mejorar la vida de las personas. Ejemplos: O.N.G’s, organizaciones de ayuda, campañas de tráfico que te recuerdan que conducir como un loco hará que te mueras o mates a otros, etc.
- Aquella cuyo objetivo sincero es difundir, propagar, divulgar conocimiento útil para concienciarnos de que es nuestra responsabilidad cuidar el medio ambiente y no abusar de los recursos que nos ofrece el planeta Tierra. Ejemplos: Campañas para ahorro de energía, de agua, etc.
- La que se ríe de sí misma. Ocurre igual que con las personas: desconfía de una persona tan seria que no es capaz de reírse de sí misma.
- La que te hace sentir bien, como por ejemplo: La que utiliza el humor, de manera que cumple un buen propósito aunque no logre el principal que es vender el producto.
- La que utiliza buena música, y aunque no te interese el producto puedes simplemente cerrar los ojos y disfrutar de la melodía.
La
publicidad mala:
- La dirigida a personas fácilmente influenciables por no estar en posesión de plenas facultades como son por ejemplo niños cuyo cerebro todavía no ha alcanzado la madurez, o personas mayores cuyas facultades puedan estar mermadas a causa de su edad.
- La que exagera las cualidades, propiedades, resultados y consecuencias del uso del producto. Ejemplos: productos de limpieza que con una pasada y sin frotar dejan todo hiper-reluciente.
- Las que muestran situaciones irreales que favorecen o persiguen directamente la creación de asociaciones incorrectas de ideas en el consumidor. Ejemplos: Los productos cosméticos que NO rejuvenecen y NO curan nadan, que NO harán que ligues más. Las bebidas energéticas que NO harán que saltes con éxito un puente levadizo separado 10 metros. Los productos “mágicos” para hacer deporte mientras ves la T.V o planchas que NO lograrán modelar una esbelta figura mientras no hagas gimnasia de verdad y comas como es debido.
- La que esconde más cosas de las que muestra. Ejemplo: anuncios de tabaco, que esconden que consumir tabaco crea más adicción que consumir otras drogas duras no legales, y que también esconden los cientos de de sustancias tóxicas en cada cigarrillo y solamente muestran el glamour que uno atraerá fumando su marca -y digo glamour porque sabor no creo que puedan vender a juzgar por la pestilencia del humo que se desprende.
- La originada a modo de”lavado de imagen” después de que algún escándalo haya conmocionado a la opinión pública. Ejemplo: las empresas que dañan el medio ambiente o los derechos fundamentales de las personas y que suelen operar “silenciosamente”, alzando la voz en forma de publicidad únicamente cuando algún asunto se les va de las manos.
- La que te hace sentir mal. Los publicistas saben muy bien que la persona feliz no compra.
- La que ensalza y promueve malas actitudes como la envidia, violencia, egoísmo, competición, etc.
- La que muestra actitudes violentas, peligrosas, inmorales… (Que sin duda muchos tratarán de imitar).
- La publicidad engañosa (la que atrae con artimañas y engaños o contiene “letra pequeña”)
- La que es tan “inteligente” que se hace difícil de entender y por tanto te hace sentir tonto o que te están tomando el pelo.
Bibliografía:
La dinámica
de la comunicación masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc
Graw Hill, octava edición.
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