Los
lugares virtuales conforman una nueva geografía que permanece invisible para
nuestros sentidos directos. Pero que sólo sea detectable mediante
intermediarios electrónicos no significa que esta geografía esté tan
desvinculada de la realidad como para no afectarla con su simple existencia.
Los lugares virtuales comparten tantos aspectos con los lugares reales que
incluso pueden ser nocivos para el medio ambiente.
Su
incidencia en el mundo real ya ha sido estudiada y calibrada, y se ha
determinado que los lugares virtuales no son puros e inmaculados como
ingenuamente creíamos.
Como
también pone en duda otro rumor que corre por ahí que advierte que si el fondo
del buscador fuese en negro en vez del actual blanco, se ahorrarían miles de
euros al año. La teoría no es consistente, pues se basa en cálculos de consumo
energético de pantallas CTR, las de tubo de toda la vida. Hoy en día, sin
embargo, el 75 % de los consumidores ya usan pantallas planas TFT, que no
diferencian su rango de consumo por el color de los fondos.
Una persona influye en la ecología. Pero una persona virtual, una maraña de bits, como son los avatares del mundo paralelo de Second Life, consume tanta electricidad como el ciudadano brasileño medio, según el artículo de Tyler Pace Digital life identity crisis: tales of security and sustainability.
El libro digital es más sostenible, pues supone la eliminación de hidrocarburos, transporte, supresión de pigmentos, ácidos, cloro, tintas industriales y demás. Sostener un libro en tus manos supone un costo energético incalculable que incluye la fabricación del propio libro, pero también la tala de árboles, el transporte de los troncos a la serrería, el funcionamiento de la fábrica de papel, el combustible de los empleados de esa fábrica de papel, la fabricación de librerías y estanterías para exponer el libro y un interminable etcétera.
Todo lo virtual, aunque en apariencia parezca inexistente, puede tener muchos más componentes e influencias en la realidad de lo que en un principio podríamos imaginar. Y con el transcurso del tiempo, los lugares virtuales cada vez serán más reales.
Bibliografía: La
dinámica de la comunicación masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc Graw
Hill, octava edición.
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