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lunes, 27 de febrero de 2012

Perfeccionamiento de los procesos de grabación.


La invención del disco ha sido el acontecimiento de mayor repercusión en la vida musical del siglo XX. Como sucede frecuentemente con los hallazgos de la técnica, la potencialidad práctica se explica sólo en el momento en que se crean las condiciones externas favorables a su utilización.

El perfeccionamiento técnico de los procedimientos de grabación fue seguido inmediatamente por su explotación a nivel industrial, y con la creciente accesibilidad económica del producto, el consumo de la música grabada se convirtió en un gran negocio. Tras la Columbia Phonograph Company, de Washington surgieron otras casas discográficas en Estados Unidos y Europa. El fenómeno de la concentración monopolista se vio favorecido por la inestabilidad económica de los años veinte, mientras que la progresiva creación de mercados integrados a nivel nacional ampliaba enormemente las posibilidades de venta. Al disco se unieron muy pronto otros inventos en el campo de la difusión sonora: la aparición de la radio en el mercado se remonta a 1919, el cine hablado surgió en 1929; la televisión , en 1936, en 1948-1950 se inventa el disco de larga duración y la grabación en cinta magnética, y, por último, hacia los '80 nace el compact disc.

El mercado de los medios técnicos de reproducción sonora fue aprovechado inmediatamente por el jazz, la canción, la música de baile y los demás géneros de la música popular y, sólo de forma marginal, se interesó por la música culta.

En la actualidad, es posible individuar efectos de gran relevancia sociológica determinados por la difusión masiva de los productos de la industria musical. Entre las primeras consecuencias de la "difusión del disco conduce a un desaliento progresivo del diletantismo musical". Desaparece la figura del intérprete privado, así como los pequeños grupos de aficionados que se reunían en la casa para interpretar tríos o cuartetos. El crecimiento de las ciudades o la imposición de los modelos de la cultura urbana a vastas áreas campesinas provocan la desaparición de las tradiciones autóctonas de la música, que pierden su funcionalidad ante los nuevos modelos de comportamiento y, por la misma razón, se vuelven objeto de una recuperación culta. 

La música deja de producirse de forma activa y se escucha pasivamente, según una progresiva especialización de papeles entre consumidor e intérprete profesional. El mercado discográfico ha adquirido un papel fundamental en la determinación del gusto musical colectivo y, junto a este, la difusión radiofónica.

En las décadas posteriores a la II Guerra Mundial, la industria del disco se ha convertido rápidamente en un negocio de enormes proporciones. La cantidad anual de ventas de discos de todos los géneros en el mundo ha aumentado en la década de los sesenta de 700 millones a más del doble (1.800 millones) de copias.

Aunque se producen fenómenos de concentración monopo­lista en la industria de la música reproducida, análogos a los de los demás sectores de la producción industrial, el re­pertorio de productos que ofrece la misma es muy variado. De la canción de consumo a la de protesta, de la música pop a la clásica, hasta la producción de vanguardia, ningún género musical que disponga de segui­dores o de la posibilidad de adquirirlos se excluye, teóricamente, de la in­tegración a un mercado que tiende a dirigirse cada vez más a un público di­versificado, sectorial, estratificado según niveles de cultura, de extracción social o, simplemente, de clases de gusto. 

La música, tradicionalmente ar­te de carácter social, transfiere, en lo referente al consumo discográfico, su socialidad del plano interpersonal a la pertenencia abstracta a una determinada categoría de consumo, definida por el mercado.

Mientras vemos desaparecer la antigua categoría de los diletantes, se perfila una nueva figura, típica de nuestro tiempo: la del apasionado de la "alta fidelidad", que no toca ningún instrumento, pero conoce perfectamen­te los secretos de la reproducción electroacústica del sonido. La perfección a que se ha llegado en este terreno en las últimas décadas alcanza niveles absolutos, determinando una situación singular. 
 
Bibliografía: La dinámica de la comunicación masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc Graw Hill, octava edición.

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