La comunicación no cumple su propósito cuando es saboteada con malos hábitos ya que solo se convierte en una lanzadera de información sin sentido, ni fin sano.
La buena comunicación abre puertas y facilita las relaciones. En cambio, pocas cosas son más frustrantes –y
potencialmente destructivas– que la incapacidad de entender y hacernos
entender. Estos cinco pasos son fundamentales para entablar una comunicación
más efectiva.
1. Adopta
la actitud correcta. Esta no es la de ganar un argumento o probar que la otra
persona está errada. La meta es que ambas se escuchen y se entiendan con el fin
de aclarar la situación. De ser posible, desde el principio acuerda con la otra
persona qué es lo que desean lograr con este diálogo.
2. Conserva
el enfoque. Mantente en el tema. No saques a relucir cosas que pasaron hace
seis meses o que no vienen al caso. De esta manera se diluye el diálogo y se
hace más difícil llegar a un entendimiento. Mantente en el presente y lidiando
únicamente con el tema en cuestión.
3. Escucha
con verdadera atención. Esta es la parte más importante de la comunicación. No
te limites a oír, preparando una respuesta mental mientras la otra persona
habla. Escucha para entender. No interrumpas. Si no entiendes, admítelo y pide
que te aclaren. Una buena táctica es repetir, en forma de pregunta, lo que has
creído entender: “¿Quieres decir que…?” De esta manera te aseguras de que has
entendido el mensaje.
4. Exprésate
en forma clara y directa. Elimina las malas palabras, el sarcasmo y las faltas
de respeto que enturbian el mensaje y ponen a la otra persona a la defensiva.
Expón tu caso de una manera ecuánime y respetuosa. No acuses ni uses
generalizaciones; expresa cómo te sientes y cómo te afecta la actitud de la
otra persona de la manera más directa y sencilla posible. Ejemplo:
Mal: “¡Eres
un desconsiderado! ¡Siempre haces mal el reporte!”
Bien: “Cuando
entregas el reporte con errores, me haces trabajar doble y bajo presión”.
5.Acepta la crítica.
No te pongas a la defensiva. Quizás no es fácil escuchar lo que te dicen, o
incluso sientes que es injusto. Pero es importante que entiendas lo que siente
o piensa la otra persona, pues solo así podrás dirigirte a la verdadera causa
del problema, según ella la entiende.
6. Acepta
las diferencias. A veces, es preciso aceptar –y respetar– que la otra persona
ve las cosas de una manera diferente a la nuestra. Si no es posible llegar a un
acuerdo, al menos es posible llegar a un entendimiento mutuo y respetuoso de
las diferencias entre ambas.
7. Pide
tiempo o pide ayuda. Si no es posible encontrar un punto medio beneficioso para
ambas personas, a veces es necesario tomarse un tiempo para calmar los ánimos.
En otros casos, vale buscar la ayuda de un profesional, ya se aun consejero
familiar o un mediador laboral.
8. Termina
el diálogo en buenos términos, aún si no llegaron a un acuerdo. Si desde el
principio definieron su meta y lograron expresarse y llegar a un entendimiento
mutuo, agradécele a la otra persona su tiempo y su interés en escucharte. Esta
muestra de respeto y buena voluntad sienta las bases para una mejor relación.
Bibliografía: La dinámica de la comunicación masiva, dominick joseph r., editorial, mc graw hill, octava edición
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