La relación entre los agentes del orden y los informadores gráficos se
ha vuelto tensa, cuando no imposible. En cada encuentro se hacen la
zancadilla mutuamente, olvidando -como si de niños se tratase- que ambos
están en el mismo bando.
"Es un tira y afloja", comenta un fotógrafo pero ahora se trabaja mejor que antes.
Sería difícil poner un punto al comienzo de la relación incómoda entre ambos colectivos. Hay quien dice que esta crispación viene desde que el mundo es mundo y que así seguirá. Otros opinan que, con la llegada de Internet, la brecha que los separaba se ha convertido en un abismo. Antes un fotógrafo hacía una foto y se quedaba en el periódico; hoy la hace y pasa a formar parte de todo un dossier en las páginas web proetarras y antisistema.
No hay que rebuscar mucho para que un fotoperiodista te cuente algún altercado con las fuerzas policiales. De hecho, basta con arrimar un poco la oreja para que la conversación salga sola en los corrillos de la profesión. Desde pequeños roces hasta graves controversias que acaban en el juzgado, pasando por el borrado de fotografías que se repite mes tras mes bajo la amenaza de requisar la cámara.
Casi todos los profesionales de la imagen tienen alguna historia que contar, aunque son pocos los que entonan el mea culpa. Entre los confesos se encuentra Francisco Seco. Este fotógrafo free lance tuvo que cubrir el trágico accidente de Spanair de hace unos meses y recuerda que la zona era casi inaccesible.
"Para acercarnos tuvimos que saltar una valla del perímetro del aeropuerto… y pensábamos correr hasta donde llegásemos. A los 50 segundos, la Guardia Civil nos pilló, y con un trato muy correcto nos tomó los datos y nos echaron de allí, aunque al final no nos denunciaron."
"Es un tira y afloja", comenta un fotógrafo pero ahora se trabaja mejor que antes.
Sería difícil poner un punto al comienzo de la relación incómoda entre ambos colectivos. Hay quien dice que esta crispación viene desde que el mundo es mundo y que así seguirá. Otros opinan que, con la llegada de Internet, la brecha que los separaba se ha convertido en un abismo. Antes un fotógrafo hacía una foto y se quedaba en el periódico; hoy la hace y pasa a formar parte de todo un dossier en las páginas web proetarras y antisistema.
No hay que rebuscar mucho para que un fotoperiodista te cuente algún altercado con las fuerzas policiales. De hecho, basta con arrimar un poco la oreja para que la conversación salga sola en los corrillos de la profesión. Desde pequeños roces hasta graves controversias que acaban en el juzgado, pasando por el borrado de fotografías que se repite mes tras mes bajo la amenaza de requisar la cámara.
Casi todos los profesionales de la imagen tienen alguna historia que contar, aunque son pocos los que entonan el mea culpa. Entre los confesos se encuentra Francisco Seco. Este fotógrafo free lance tuvo que cubrir el trágico accidente de Spanair de hace unos meses y recuerda que la zona era casi inaccesible.
"Para acercarnos tuvimos que saltar una valla del perímetro del aeropuerto… y pensábamos correr hasta donde llegásemos. A los 50 segundos, la Guardia Civil nos pilló, y con un trato muy correcto nos tomó los datos y nos echaron de allí, aunque al final no nos denunciaron."
Si la foto no es buena, es que no estabas suficientemente cerca.
La excusa siempre es la misma: acercarse lo máximo posible para hacer la mejor foto.Desde el lado policial no secundan esta opinión: "La prensa actual sólo busca amarillismo"
Bibliografía: La dinámica de la comunicación
masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc Graw Hill, octava edición.