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miércoles, 13 de febrero de 2013

Controversia Social: Richard Bruno Hauptmann


El 10 de octubre de 1934, un jurado de acusación presentó cargos de secuestro y asesinato contra Hauptmann. Lo extraditaron a Flemington, Nueva Jersey; allí comenzó el juicio el 2 de enero de 1935. Como era de esperar, el interés de los medios de comunicación fue inmenso.

A causa de la notoriedad de los implicados en el caso, se hizo cargo de la acusación el fiscal general del estado de Nueva Jersey, David Wilentz, que superaba en todos los sentidos al equipo legal de Hauptmann, liderado por un desgalichado alcohólico llamado Edward Reilly.
Wilentz aprovechó al máximo lo que eran, en esencia, indicios: el dinero del rescate, la escalera y el análisis de escritura, y el testimonio del discutible testigo presencial que situaba a Hauptmann en las cercanías de la escena del crimen la noche del secuestro. La acusación pública también llamó al estrado a Lindbergh, quien identificó la voz de Hauptmann como la del individuo que gritó “¡Eh, doctor!” en el cementerio de Saint Raymond.

El abogado defensor no consiguió rebatir las pruebas con destreza: existían serias dudas acerca de que la escalera hubiera permanecido dentro de la cadena de custodia de pruebas, ninguna de las escenas del crimen habían sido acordonadas ni protegidas, el testigo presencial que situaba a Hauptmann en la escena del crimen estaba prácticamente ciego a efectos procesales, e incluso habría resultado complicado para Lindbergh identificar con precisión la voz de alguien que solo había pronunciado dos palabras a una distancia considerable. Además, Reilly no se opuso a que se tuviera en cuenta la identificación del cuerpo como el cadáver del pequeño Charles, a pesar de las irregularidades del proceso.

Cuando Hauptmann subió al estrado, Wilentz lo atacó hábilmente y consiguió que diera una mala impresión al jurado, al no ser capaz de dar una explicación aceptable acerca del dinero ni respuesta a los testimonios de los peritos grafólogos.

El 14 de febrero de 1935, el jurado declaró a Richard Bruno Hauptmann culpable de secuestro y asesinato, y fue condenado a morir en la silla eléctrica.

En 1934, cerca de 700 periodistas y fotógrafos descendieron sobre la ciudad de Nueva Jersey, donde Bruno Hauptmann fue a juicio por secuestro y asesinato del hijo del famoso aviador Charles A. Lindbergh y Anne Morrow Lindbergh. El juez permitió la fotografía, pero no estaba preparado. Argumentando que el circo mediático que resultó, la ABA en 1937 pidió que se prohíba la fotografía en sus Cánones de Ética Profesional y Judicial. Al mismo tiempo, el Congreso de los EE.UU. modificó las Reglas Federales de  Procedimiento  Penal para prohibir las cámaras y cualquier otra forma de transmisión de los tribunales federales. Todos menos dos estados, Texas y Colorado gradualmente adoptado la prohibición de ABA. Posteriormente, Texas permitido cámaras de televisión y en un  caso criminal que llevó  a Texas a la siguiente etapa de desarrollo en esta área de ley de EE.UU.

Bibliografía:
La dinámica de la    comunicación masiva, Dominick Joseph R., Editorial, Mc Graw Hill, octava edición.

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